En toda sociedad la protección de bienes y activos es un factor clave para la proyección y éxito de cualquier empresa en el tiempo, sin importar su rubro. Cualquier organización, sin importar si es pequeña, mediana o grande adopta cierto tipo de medidas y actitudes preventivas que le permiten evitar incidentes que afecten su seguridad. Esta cúpula protectora no debe satisfacer solamente la atenuación del riesgo si no que también debe ser eficiente en sus costos de manera tal que el dispositivo de seguridad sea directamente proporcional a las características particulares de la empresa.

Ni una inversión exagerada que convierta la infraestructura en un bunker ni la despreocupada asignación de medios sin un orden y criterio acertado que signifique un gasto innecesario sin resultados objetivos.

Toda empresa “seria y responsable” debe jactarse de contar con medios de protección eficientes y eficaces que giren en torno a una mejora continua en función de su inversión y los resultados que se esperan. En la actualidad, el riesgo y la amenaza que atenta contra la seguridad patrimonial camina de la mano con las nuevas tecnologías de información emergentes, es por ello que existe una complejidad de pensamiento y opinión cuando se decide proteger a la empresa: decidir si el dispositivo de seguridad actual es el mejor, si existe una necesidad real de inversión en la renovación de éste y principalmente si los costes y gastos son los adecuados.

Por ello, es indispensable un acucioso análisis de riesgo que nos refleje la “foto del momento” de nuestro sistema de seguridad, no solo debe contemplar el servicio de vigilancia privada si no que debe abarcar aspectos como el control de accesos, seguridad perimétrica, iluminación, sensores y dispositivos existentes, principalmente y entre otros.

El análisis de riesgo debe analizar las vulnerabilidades provocadas por cada amenaza existente, esto permite a la organización visualizar la necesidad o no de incrementar su nivel de protección, si es preferible asumir un riesgo antes que mitigarlo o transferirlo, si los elementos del sistema de seguridad cumplieron su tiempo de vida y es necesario su reemplazo, o en su defecto, si es necesaria su implementación por que la organización cambio como estructura administrativa, cuenta con nuevas sedes o el entorno ha cambiado y se necesita alinear nuestras defensas a las nuevas amenazas existentes.

El resultado de nuestro análisis de riesgo generalmente nos arroja un resultado que es casi invariable sin importar el rubro de la empresa: la seguridad patrimonial (la seguridad física, para ser más exacto), está ligada a las nuevas tecnologías, al ordenamiento de procedimientos seguros y confiables y a la calidad y excelencia del servicio personal de seguridad, propio o contratado.

Para finalizar, debemos afirmar que el modelo de seguridad patrimonial emergente se basa en estándares internacionales aterrizados a la realidad de la empresa y al rol de aplicabilidad de buenas prácticas que sumados nos permitirán reducir los costos de implementación, mantenimiento y reemplazo de nuevos dispositivos de seguridad que a su vez incrementará el nivel y sensación de protección de nuestros activos y de ser el caso, la utilización de recursos de seguridad existentes en nuevos entornos específicos de riesgo.



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